miércoles, 18 de mayo de 2011

Because you loved me.

Prometer amor eterno es muy díficil, pero, hay esos días en los que te encuentras con tanto ánimo que eres capaz de hacer todo lo que sea por cumplirlo. La vida de cada uno es diferente, dura a veces, y complicada. No son todos los días perfectos, rosas, rojos o multicolor. 



A medida que vas creciendo te vas dando cuenta de que estás solo para todo. Muchos días de mí vida he tenido a mí lado a una chica, Marta. Ella me había dado todo lo que necesitaba, o eso pensaba yo. Como es el destino, la vida o como quieras decirlo, que unos días más tarde, de pensar que tenía todo lo que quería y necesitaba para ser feliz, entra en mí vida, como el agua para las macetas, Carla. Y podéis pensar que es una idiotez dejar algo seguro para irte con una chica a la que prácticamente no conoces. Sí, pensadlo, pero también, hacerlo, sintiendo que sois más felices que nunca. 
Ni la ausencia ni el tiempo son nada cuando se ama.



Yo no soy conformista, pero, en este tema sí, y parece ser que me he dado cuenta últimamente que hasta soy sensible. Cuando la conocí aquél fin de semana, creía que mí vida era gran historia de amor, un cuento de hadas, para mí no, para mí era, la vida de un chico de 20 años encerrado en su propía casa, en su dormitorio convertido en cuarto de bebé. Sí, la vida cambia, lo hace tanto que no te das cuenta hasta que punto a cambiado, no te das cuenta hasta que ¡Bazinga! te encuentras a la persona más sencilla del mundo, que se va de viaje a una ciudad con muchos secretos guardado debajo de los adoquines. En los muros de piedra antigua, húmeda, tienen historias de amor, drama y alegría escritas para siempre. Y esa semana, duró eternamente. Yo, a decir verdad, estaba algo confundido con la situación.. no había tenido más que dos novias, y algunos otros rollos. Pero, era la primera vez que me sentía especial al hablar con ella. Y quería que volviese. No fue fácil ni mucho menos, pero la conseguí. Y sé que está lejos, demasiado lejos, aunque dentro de un mes y un año, podré tenerla conmigo y no dejarla escapar. 


También quisiera rendir un pequeño homenaje, a Carmen, su abuela. Yo sé que está en los cielos, y que la vigila. No se preocupe, nunca le faltará nada, la quiero, la quiero como el mar al viento, y como los pájaros a las ramas.  Ha encendido en mí algo que nunca había sentido ni descubierto, quiero poseer-la para siempre. 



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